A través de su palabra, Dios nos equipa con todo lo que necesitamos para aprender acerca de Él y vivir una vida que le agrade a Él. Un ritmo diario de lectura, meditación y aplicación de la Palabra de Dios a nuestras vidas es clave.
Uno de los elementos más importantes en cualquier relación es la comunicación. La oración es entablar una conversación con Dios, pasar tiempo escuchando Su voz, tanto individualmente como en comunidad.
Todos somos vulnerables a las fortalezas. Con la ayuda del Espíritu, hacemos un inventario de nuestras vidas, confesamos honestamente nuestro pecado, nos alejamos del pecado, nos acercamos a Dios y recibimos la verdadera libertad
Dar demuestra nuestra dependencia de Dios. Reconocemos que todo lo que poseemos nos ha sido dado por Él. Dios desea que crezcamos en generosidad y usemos nuestros recursos como una forma tangible de asociarnos con Él en Su obra en el mundo.
Somos llamados y equipados por el Espíritu Santo para compartir el amor de Dios participando en el ministerio de Jesús. Cuando servimos en el mundo y en Su Iglesia, impactamos a quienes nos rodean y revelamos la gloria de Dios.
Compartir nuestras historias de vida es la manera más poderosa de mostrar el poder transformador y la salvación que se ofrece a través de Jesucristo. Cuando contamos nuestras historias de transformación, contamos la historia de Dios.
Como hijos de Dios, es importante apartar tiempo constantemente para recordar lo que Dios ha hecho, agradecerle por ello y exhibirlo mientras le damos la gloria. En todas las circunstancias, estamos llamados a practicar la adoración centrada en Dios.